FISCHER-DIESKAU
- Gerardo Fernández San Emeterio
- 3 may 2017
- 1 Min. de lectura
Decir que uno admira a Fischer-Dieskau es como no decir nada, y sin embargo, es así. Una de las cosas que más he admirado siempre de él es su capacidad para articular el texto. Es verdad que a veces, sobre todo en sus últimos años, podía llegar a excederse, dándole prioridad sobre la frase musical, pero habitualmente, su técnica le permite articular claramente el texto y hacerlo comprensible, y no sólo en su lengua materna. El ejemplo que os traigo me parece especialmente claro: deja que la mandíbula se mueva de forma libre, que haga su trabajo, mientras concentra el canto en la zona superior de la cabeza.
Magistral: simplemente magistral.
De Richter, como no voy a hablar de técnica pianística, mejor no digo nada: no me necesita para ser lo enorme que era, y no hablo de estatura, claro está.
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