Silva de sirenas Ensemble
- Gerardo Fernández San Emeterio
- 11 sept 2018
- 3 Min. de lectura
Después de dos meses de descanso, va siendo hora ya de retomar la tarea y quiero hacerlo recordando el concierto al que asistí el pasado 30 de agosto en Burgos, dentro del ciclo Conciertos de Castilfalé que organiza el Ayuntamiento de Burgos, en el que se presentaba el grupo que da título a esta entrada. Forma parte de él mi buen amigo Javier Centeno y ese era motivo suficiente, si no lo fuera la belleza de la ciudad, para acercarme hasta allí y disfrutar del fresco que, en aquellas fechas, se nos había olvidado en Madrid lo que era.
El ensemble está formado por otros dos cantantes, además de Javier Centeno (la soprano Beatriz Valbuena y el tenor Gregorio Casado); a los tres los acompañan Gracia Gil, al laúd y la guitarra barroca, y Juan Pablo Hervada a la viola da gamba.
Para esta primera ocasión, habían seleccionado un programa que tenía como tema central el amor, sobre todo el amor contrariado, aunque también el amor apasionado. Las piezas que lo integraban se adecuaban perfectamente a las condiciones vocales e instrumentales del grupo: un recorrido por la música de cámara europea entre la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVII, tomando como punta y cabo de ello dos autores españoles: el extremeño Juan Vásquez y José Marín, que habitó y murió en Madrid. Entre ellos, pero no en orden cronológico, sino en un artístico desorden que contribuyó en mucho a hacer dinámico el concierto, estaban autores italianos e ingleses, así como, por vía indirecta, otro franco-flamenco: Jacques (Jacob) Arcadelt, que asomaba en la transcripción de Enrique Valderrábano de su "Amor, tu sai".
El tema del amor, en su vertiente desengañada, es, sin duda, el más jugoso desde el punto de vista artístico: ya dijo Machado que "se canta lo que se pierde". Por lo tanto, los cantantes e instrumentistas cantaron, y tañeron, al desencanto, al desdén, a los celos y a la soledad del enamorado ausente, con ese regodeo masoquista que ha sacado (y saca) lo más hondo (y más artístico) del ser humano.
Desde el punto de vista musical, el concierto se tradujo en una auténtica velada al modo de la época ya que, como explicó Javier Centeno durante el concierto, mucha de esta música se interpretaba (o adaptaba) por los propios compositores, que la cantaban o tocaban (a veces las dos cosas simultáneamente). Destaco este aspecto por cuento Silva de Sirenas Ensemble ofreció adaptaciones realizadas con exquisito cuidado del conocido madrigal "¿De dónde venís, amore?" de Vásquez, el número central del "Lamento della ninfa" de Monteverdi o el dúo final de "L'incoronazione di Poppea".
Sin duda, el concierto tuvo dos puntos culminantes en dos piezas a solo interpretadas por Beatriz Valbuena ("Folle è ben que si crede", de Tarquinio Merula) y Javier Centeno ("Augellin" de Stephano Landi), respectivamente, con un gusto y una articulación que no puedo sino calificar de exquisitos.
Como concierto de presentación que era, no dejó de haber nervios (motivados también por la excesiva cercanía del público) que se tradujeron en mínimos desajustes. No me cabe duda de que el grupo no se dejará llevar por ello: su capacidad musical está muy por encima de ellos y se demostró suficientemente a lo largo de toda la actuación.

Comentarios